Relación entre Inflamación y Ejercicio Físico

 

A su vez, las tres fases anteriores, hacen que en el foco inflamatorio se produzcan siete sub fases consecutivas:

1.- el agente inflamatorio provoca una alteración anatómica y metabólica con liberación de sustancias vasodilatadoras;

2.- esto causa una reducción en el flujo sanguíneo y de los elementos formes de la sangre – como eritrocitos (glóbulos rojos), trombocitos (plaquetas), leucocitos (glóbulos blancos), y linfocitos -y por lo tanto permanecerán más tiempo en el foco inflamatorio;

3.- a continuación, las alteraciones metabólicas producen cambios en la permeabilidad de las membranas intra y extracelulares permitiendo la extravasación (el paso) de los leucocitos desde el torrente sanguíneo hacia el foco inflamatorio;

4.- en consecuencia los leucocitos fagocitan (digieren) los productos tóxicos del foco inflamatorio;

5.- al aumentar la presión tisular causada por el edema (acumulación de líquidos), los vasos sanguíneos que rodean el foco inflamatorio se trombosan (formación de un coágulo en el interior de un vaso sanguíneo o cuando un agregado de plaquetas o fibrina ocluye un vaso sanguíneo).;

6.- este último proceso delimita la zona inflamatoria y causa un enclaustramiento o secuestro del foco inflamatorio, impidiendo de este modo su expansión y generalización;

7.- a medida que el organismo va superando la agresión se reabsorben los productos tóxicos y necróticos (muertos) del foco inflamatorio y comienza la reparación de la zona.

 

La inflamación presenta cuatro síntomas clínicos: rubor, tumor, dolor, y calor. La definición de tales síntomas se remonta a los tiempos de Aulius Cornelius Celso (25 a.C. a 50 d.C.), un enciclopedista romano y tal vez médico. Posteriormente el médico y filósofo griego Galeno de Pérgamo (130 d.C a 200 d.C.), más conocido como Galeno, añadió un quinto síntoma: la impotencia funcional.  Por lo tanto la manifestación clínica de la inflamación se caracteriza por cinco síntomas básicos:

1.- rubor(enrojecimiento causado por un mayor flujo sanguíneo en el foco inflamatorio;

2.- tumor (hinchazón causado por la acumulación de líquidos en la zona inflamada);

3.- dolor (experiencia sensorial y emocional subjetiva desagradable producida por las alteraciones metabólicas y presión tisular sobre las terminaciones nerviosas);

4.- calor (aumento de la temperatura local causado por la vaso dilatación y el aumento del metabolismo en la zona);

5.- impotencia funcional (incapacidad de continuar movilizando la zona debido a mecanismos voluntarios e involuntarios que inhiben la actividad muscular local).

 

 

El ejercicio físico puede ser considerado como un factor exógeno que incide en la modulación de la respuesta inflamatoria. A través de diferentes rutas fisiológicas y metabólicas, el ejercicio físico ejerce una acción moduladora sobre varios agentes involucrados en la inflamación. La inactividad, la obesidad, el sedentarismo, y la falta de ejercicio físico han sido relacionados con numerosas enfermedades crónicas, y considerados factores importantes de riesgo en diversas patologías. El ejercicio físico, bien dosificado y realizado de manera regular, se relaciona estrechamente con la buena salud, el control de la inflamación, y el bienestar.

 

El ejercicio físico ejerce una disminución de la concentración de los marcadores pro inflamatorios y un aumento de los marcadores anti inflamatorios en plasma, dejando en evidencia que la actividad física es una potente herramienta para modular la inflamación. Además, aquellas personas que realizan una actividad física regular y con un índice de masa corporal correcto poseen bajos niveles de bio marcadores inflamatorios en su plasma sanguíneo, incluso en estado de reposo. Todo lo anterior es evidencia válida de que el ejercicio regular posee capacidad suficiente para disminuir significativamente la concentración de los marcadores pro inflamatorios en humanos. 

 

No obstante, también es importante señalar que varios estudios han dilucidado los efectos producidos por la práctica excesiva del ejercicio físico. Tal exceso induce un mayor estrés oxidativo, que a su vez se relaciona con varios desordenes, dentro de los cuales se encuentran los procesos inflamatorios. Tales resultados se presentan especialmente en aquellos deportistas que padecen dismorfia muscular o vigorexia (trastorno caracterizado por la presencia de una preocupación obsesiva por el físico y una distorsión del esquema corporal), así también como en algunos atletas de élite y sus elevadas exigencias de adaptación a las demandas impuestas. Cuando tal proceso carece del descanso apropiado, aparece el sobre-entrenamiento. 

 

A igual que sucede con el mecanismo biológico del estrés o el de las enfermedades auto inmunes, el mayor problema que surge de la función defensiva de la inflamación consiste en que esta se dirija tanto hacia la destrucción de los agentes dañinos como hacia los propios tejidos sanos. Una enfermedad auto inmune es una enfermedad causada por el sistema inmunitario que ataca las células del mismo organismo. En este caso, el sistema defensivo inmunitario (en semejanza a la respuesta inflamatoria defensiva) se convierte en el agresor, y en consecuencia ataca partes del propio cuerpo, en vez de protegerlas. 

 

Esta peligrosa acción dual de autodefensa y auto destrucción del proceso inflamatorio nos permite argumentar a favor de investigaciones futuras cuya finalidad sea dilucidar, y en lo posible paliar o impedir, las acciones y reacciones auto destructivas de los procesos defensivos que, por mecanismos moleculares aun no totalmente comprendidos, se vuelven en contra del los mecanismos homeostáticos y deseo de supervivencia del propio organismo. 

 

El ejercicio físico, correctamente concebido, planificado, y dosificado, tiene mucho que decir en todo este proceso ya que para paliar, enlentecer, y/o resolver el curso de diversas patologías, la actividad física quizá sea una de las mejores medicinas.